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«Haya silencio, claman, haya modo.» Alborótase todo: crece la confusión, la grita crece; por más que el Elefante se enfurece, se deshizo en desorden la asamblea. Adiós, gran pensamiento; adiós, idea. Señores animales, yo pregunto: ¿Habló el Asno tan mal en el asunto? ¿Discurrieron tal vez con más acierto el elefante y el toro? No por cierto. Pues ¿por qué solamente al buen pollino le gritan disparate, desatino? Porque nadie en razones se paraba, sino en la calidad de quien hablaba. Pues, amigo elefante, no te asombres. Por la misma razón entre los hombres se desprecia una idea ventajosa. ¡Qué preocupación tan peligrosa! (Autor: Samaniego). |