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Los proveedores de servicios o software de filtrado deben ofrecer, sin cargo, información veraz sobre los valores, criterios y métodos de filtrado que utilizan. Especialmente, deben informar si filtran contenidos políticos, ideológicos, religiosos, literarios, artísticos, científicos o información de actualidad. Los proveedores de servicios o software de filtrado deben ofrecer información veraz sobre las limitaciones de sus servicios o productos. El software de filtrado debe informar al usuario si está siendo supervisado y con qué criterios. También debe informar de las razones por las que un contenido concreto ha sido bloqueado cuando el usuario intenta acceder al mismo. Los productos y servicios de filtrado no deben tener activadas por defecto las opciones más restrictivas y las funciones de supervisión, permitiendo que sea el usuario quien tome voluntariamente la decisión de activarlas. En la medida de lo posible, los productos y servicios de filtrado deben ofrecer al usuario las mayores posibilidades de configuración del producto o servicio, con el fin de que pueda adaptarlo al máximo a sus intereses y necesidades, así como a sus valores y criterios de clasificación de los contenidos. Los responsables de sitios web clasificados por las compañías de software o servicios de filtrado deben disponer de un medio para pedir explicaciones a dichas compañías sobre el tipo de clasificación y filtrado a que ha sido sometido su sitio web. Asimismo, deben poder revisar sin cargo dichas clasificaciones. Nuestra vieja conocida la educación. Internet es una maravilla de la tecnología, pero la tecnología no puede hacer milagros. Solo la ignorancia puede llevarnos a pensar que la tecnología puede obrar milagros. Peor aún, solo una deficiente concepción de la educación moral puede hacernos pensar que un software, un puñado de unos y ceros, puede sustituir la necesaria educación moral de los pequeños. Incluso si el software de filtrado pudiera alejar a los chicos de una buena parte de los contenidos pornográficos, violentos, racistas, xenófobos, extremistas, machistas, infieles, abortistas, nazis o lo que ustedes quieran, incluso si ese software fuera capaz de convertir el océano indomable del ciberespacio en una piscina de aguas tranquilas y bien saneadas, incluso entonces seguiría siendo necesario que los padres, las madres, los educadores, los tutores, acompañaran a los chicos y chicas en su aprendizaje acerca de en qué sociedad van a vivir cuando sean adultos, cuando ya tengan que nadar fuera de la piscina. Este mensaje, con el que es probable que una gran mayoría esté de acuerdo, va, no obstante, a contra corriente de la tendencia que se ha venido instalando en nuestras sociedades y que consiste en una dejación de responsabilidades en la educación de los niños por parte de sus padres y madres. Tengo para mí que hemos pasado, en unos pocos años, de un extremo al otro: de la letra con sangre entra y palo y tente tieso a una permisividad y un abandono de responsabilidades realmente preocupantes. Así, el software, la el milagro de la tecnología viene a rescatarnos de esta incómoda obligación moral.
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