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En su sitio web, Optenet alardea de ofrecer una "eficacia'' del 97 por ciento. Ya que no explica en qué consiste esa "eficacia'', creo estar en mi derecho si digo que debe entenderse que es capaz de bloquear el acceso al 97 por ciento de los contenidos inadecuados para los menores. Pues bien, eso es lisa y llanamente imposible. No existe, hoy por hoy, ninguna tecnología capaz de alcanzar esa eficacia. Al final de este artículo se incluyen abundantes referencias de informes sobre el software de filtrado. De su lectura podemos extraer una conclusión firme: los programas de filtrado con un elevado grado de "eficacia'' en el filtrado y bloqueo de los contenidos inadecuados para los menores impiden, también --por error, por desidia, por razones económicas, por razones ideológicas y de otro tipo--, el acceso a contenidos inocuos e incluso valiosos. La sabiduría popular dice que no se puede poner puertas al campo. Eso es mucho más cierto cuando nos referimos, no al campo, sino a un océano de dimensiones gigantescas, en constante movimiento y cambio y que, además, no cesa de crecer. A finales del 2000, se estimaba que había en Internet 3.000 millones de páginas web. Además, cada día se crean miles de páginas web nuevas, otros miles más se modifican y también desaparecen varios miles. No hay forma humana de mantenerse al día de este frenético ritmo de cambios y, consiguientemente, de proporcionar un servicio de filtrado actualizado. Hasta el día de hoy, hay tres formas básicas de filtrar los contenidos de Internet. Una se basa en el reconocimiento de palabras clave. Este método está absolutamente desprestigiado por su ineficacia. No hay forma de averiguar con eficacia si la palabra "pecho'' o "sexo'' está siendo utilizada en un texto médico, en un relato literario, en un contexto coloquial, en un documento pedagógico o en uno pornográfico. Cuando se bloquea el acceso a los textos que contienen alguna de esas palabras, se corre el riesgo de bloquear contenidos inocuos e incluso valiosos. Optenet dice que su técnica se basa en un "análisis semántico'', lo que me hace temer lo peor. Además, este método es incapaz de reconocer imágenes. Otro método se basa en la confección de "listas negras'', es decir, listas de sitios web clasificados por su contenido pornográfico, violento, obsceno, etc. A este método se le puede aplicar, en el mejor de los casos, lo dicho acerca de la imposibilidad de clasificar un entorno tan inmenso, cambiante y dinámico como es Internet. Esa es la razón por la que, a pesar de ocultarlo en sus declaraciones, los servicios que dicen utilizar este método recurren también al método de las palabras clave. El tercer método está relacionado con la tecnología PICS (Plataforma para la Selección del Contenido en Internet). Muy sofisticado, está aún en plena evolución, pues debe superar numerosos inconvenientes. Con PICS sería posible, en teoría, etiquetar los contenidos de Internet y proceder a bloquear el acceso a los que contuvieran etiquetas clasificadas como inadecuadas según una variedad de procedimientos y clasificaciones.
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